Sin título, todavía

Pospongo la vida para huir hacia los libros y cuando los abro no son casi nunca lo que parecen, no paraísos desde luego sino más bien (tantas veces) tierras yermas como minas a cielo abierto abandonadas que me desdicen y me crispan; vuelvo pues fuera, al lugar que abandoné, un poco más ácido y desencantado sólo para verme obligado a repetir la escapada.
El tiempo no nace cambiar lo sustancial, sustancialmente, decolora.

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