La versión de Tyler

"Deseaba respirar humo.
Los pájaros y los ciervos son un lujo estúpido; todos los peces deberían flotar muertos.
Deseaba incendiar el Louvre; volver a esculpir las esculturas de Fidias del Partenón con una almádena y limpiarme el culo con la Mona Lisa. Así es mi mundo hoy en día.
Mi mundo, el mío, y todos los antepasados están muertos.
Fue aquella mañana, durante el desayuno, cuando Tyler inventó el Proyecto Estragos.
Queríamos arrasar la historia y liberar al mundo de ella.
Mientras desayunábamos en la casa de Paper Street, Tyler me dijo que me imaginara plantando rábanos y patatas sobre el césped del hoyo decimoquinto de un campo de golf abandonado.
Cazarás alces en los bosques húmedos del cañón cercano a las ruinas del Rockefeller Center y encontrarás almejas enterradas junto a los cuarenta y cinco grados de inclinación de la Aguja Espacial. Pintaremos en los rascacielos gigantescas caras totémicas y amuletos antropomórficos con rostros de duendes, y todas las noches, lo que haya quedado de la humanidad se refugiará en los zoos vacíos y se encerrará en las jaulas para protegerse de los osos, pumas y lobos que se pasean de noche mientras les vigilan por entre los barrotes.
—El reciclado y los límites de velocidad son una chorrada —dijo Tyler—. Es como dejar de fumar en el lecho de muerte.
El Proyecto Estragos salvará al mundo. Una glaciación cultural. Una Edad Media provocada. El Proyecto Estragos obligará a la humanidad a hibernar y a entrar en remisión hasta que la Tierra se haya
recuperado.
—Justifica la anarquía —dice Tyler—. Imagínatelo.
Igual que el club de lucha hace con oficinistas y leguleyos, el Proyecto Estragos destruirá la civilización para que podamos hacer de la Tierra un mundo mejor.
—Imagínate —dijo Tyler— cazando alces junto a los escaparates de unos grandes almacenes en cuyos pasillos malolientes se pudren en las perchas vestidos y fracs. Llevarás vestiduras de cuero que te durarán toda la vida y escalarás la Sears Tower por enredaderas tan gruesas como tu muñeca. Escalarás la bóveda de un bosque uliginoso donde la atmósfera estará tan limpia que verás figuras diminutas majando maíz y poniendo a secar tiras de carne de venado bajo el sol de agosto en el área de descanso de una autopista abandonada.
Aquél era el objetivo del Proyecto Estragos, dijo Tyler: la destrucción completa e inmediata de la civilización".
Palahniuk, Ch., El Club de la lucha (Fight Club), 1996 (Traducción de Pedro González del Campo, p. 99.

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