Los márgenes del papel milimetrado

Hay señales que presagian un final, un apagarse algo en el devenir de la historia, dicen. Yo creo que a la historia, sucesión de cambios, tensión de procesos, ese "final de algo" es consustancial sin que de ello quepa sacar conclusiones apocalípticas.
El loco y confuso mundo contemporáneo avanza precisamente sobre constantes movimientos que recuerdan estertores de un acabamiento pero que no son más que ecos de la reptante realidad creada desde ciertas instancias que, en ausencia de una ideología más sólida y aglutinante en la comunidad (de la que los miembros de dichas instancias se excluyen), es difundida para mantener un estado de cosas que, pareciendo vertiginoso y siempre nuevo, es precisamente en esencia lo contrario: inmóvil (...)
¿Adoramos el cambio hasta el punto de ver sus atributos en lo inmutable?
Los grupos dominantes del sistema son conservadores por razones obvias aunque, en aparicienca, como imagen de marca, sufraguen una especie de progreso inocuo (en el que se incluye el mecenazgo de artistas e intelectuales embarcados en nobles acciones contestatarias subvenidas). (...)
Y se puede creer (idea muy conveniente por lo que tiene de paralizante) que todo está bajo control, que todo es susceptible de recibir guía y canal adecuado, márgenes, que todo ocurre según lo previsto pese a que a veces se manifieste con un aliño esporádico y desarreglado... Se puede creer tal cosa, pero yo no lo creo: hay rincones del cerebro que caen fuera del papel milimetrado.

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