Rendija

Lo que somos lejos de ser una contingencia es una necesidad. Aquello que nos define no ha sido puesto por nadie y nadie puede retirarlo. La rigidez en ese ámbito esencial es máxima y, por lo tanto, la posibilidad de introducir modificaciones mínima.
Si, según el concepto clásico en ética, hablamos de construirnos, hablamos de otra cosa: de edificar en los márgenes de nuestra esencia individual modelos de conducta que permitan la convivencia. Y lo conseguimos (hay suficiente pruebas de tal capacidad), pero sólo cuando el contexto es propicio y previo a tales modelos y no sufre alteraciones significativas, de lo contrario fracasamos y pasa a poseernos el bestial desatino de los enajenados (hay infinitas pruebas de tal incapacidad).

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