Saber

Traudl Junge fue secretaria privada del Hitler desde principios del invierno de 1942 hasta mediada la primavera de 1945. Sostuvo siempre que fue concluida la guerra cuando comenzó a conocer los detalles de la política nazi, que nunca supo el alcance de tales infamias, que nunca supo que la guerra era esa guerra en la que murieron más de cincuenta millones de personas, en la que se exterminó, asesinó y torturó con una generosidad sin parangón en la historia de la humanidad.
La Europa de los primeros años cuarenta era el infierno y Traudl no lo sabía: nadie le dijo, era joven, no quiso preguntar, cumplía con sus obligaciones... Después de la guerra no fue detenida, ni juzgada. Vivió una vida larga que alcanzó el nuevo siglo. Para sí, edificó la coartada del yo no supe nada y por lo tanto yo no soy responsable, pero se le vino abajo aquel día que paseando las calles de Münich fue a parar ante un monumento a la memoria de Sophia Scholl.
Sophia, estudiante alemana de su misma edad, había sido detenida, interrogada y ejecutada en la guillotina, junto a otro activistas del grupo La Rosa Blanca, por denunciar los crímenes del nazismo aquellos mismos días en que ella comenzaba a trabajar para el führer.
(El Hundimiento, dir. Olivier Hirschbiegel, basada en la novela de Joachim Fest.)

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