Siento el mar

No quisiera que esta terapeútica actitud de escribiros algo cada poco propendiese al ensimismamiento. Hablaré pues de lo externo.
Recordáis las primeras líneas del Hombre sin atributos de Musil, pues aquí, a 397 kilómetros tierra adentro, llegan estos días vientos del oeste tan violentos, frentes tan inusuales, que la sal marina se acumula en el suelo como nieve, que el cielo se ha llenado de gaviotas desorientadas, que se han tenido que retirar camiones de algas de las aceras, de entre los arbustos, de los canalones. Esperamos que escampe, que cese este otoño marino, con los pies fríos y los brazos doloridos, cansados...

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