Provisionalidad

Es una conclusión problemática y difícil de fundamentar esa de que un cuerpo social es "mejor" que sus políticos, o sus actores de la política, considerando que se produce una cierta degradación moral en aquel ciudadano que participa en los asuntos públicos que no afecta al que se mantiene al margen de los mismos.
En realidad, la práctica política es fiel reflejo de la sociedad en la que actúa e incluso podría servir, a falta de otra mejor, como prueba de contraste de lo que colectivamente somos.
La sociedad actual, por ejemplo, puede muy bien ser caracterizada en función de los rasgos propios de la provisionalidad. Esto se manifiesta en aspectos como la velocidad de los procesos, la eventualidad de los hechos, la levedad de los diálogos, la fugacidad de las filias... En consonacia, la actividad política que se ejerce en ese ámbito responde a los mismos caracteres, considérese al respecto (a título ilustrativo, no como argumentos): asociémonos provisionalmente para sacar un provecho temporal y ya vermos como lo gestionamos luego; probemos de momento con este candidato y si va mal cambiémoslo luego redimiéndonos al tiempo; mantengamos de momento al viejo líder dado que no es momento de cambios y si va bien nos beneficiaremos además de la virtud de la coherencia y la lealtad de la que otros carecen.
Cabalguemos mientras podamos dado que nadie puede predecir el futuro (ni el destino) de nuestras monturas.

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