Apunte sobre lo político
Cuando la actualidad se ocupa de ETA, dos posturas parecen querer resumir todo lo que se puede decir al respecto: una, la que considera todo separatismo un correlato de la violencia, la ilegalidad y la barbarie terrorista, y otra, la que considera todo eso un asunto político. Se simplifica y confunden las cosas, interesadamente, el problema con las soluciones. El cuestión territorial del estado español es un asunto político, los modos con que se ha pretendido solucionar no siempre lo han sido. El Plan Ibarretxe y el proceso catalán son ejemplos de soluciones políticas, acertadas o no, útiles o no, al borde de la legalidad o no. El terrorismo y la represión son ejemplos de lo contrario, de la violencia, y por lo tanto, en una democracia, son ilegítimas, pero ese carácter no se extiende a la idea que las originó. Decía H. Arendt, donde irrumpe la violencia termina lo político, porque este es diálogo y aquella silencio. Y luego están las víctimas, las que sufren más cuando se mezcla todo, las que pueden ser usadas para esto y para lo otro sin cuidado en lugar de honrarlas y recordarlas, todas, vengan de donde vengan, porque son siempre fruto de un error, del fin de la política y la irrupción del silencio.