Malditos libros que impiden ver el bosque
Entre los escritores de hoy, los que más abundan son aquellos que viven en los libros. Componen los suyos con lo que arranca de los ajenos: obvian la realidad y eligen el mundo paralelo de la ficción. No salen a la calle, renuncian a los bares, los campos y las sastrerías, las alcantarillas, las ciénagas..., si estos escenarios no son escenarios imaginados por otros. La realidad tiende a copiarse a sí misma a través de un proceso aleatorio e incontrolable; la ficción también tiene a sus honestos copistas: los prisioneros de la literatura.