La edad de un libro

He olvidado cuándo y dónde me hice con el ejemplar de Tropic of Capricorn de Henry Miller que tengo sobre la mesa. Fue editado en Inglaterra por Panther Books en febrero de 1966 e impreso en Manchester...
Ayer, hojeándolo, descubrí en la última página esta anotación escrita con bolígrafo azul:

M. A. summer of 1967
in Sandown (I.O.W)


Sandowm podría ser un pueblo del condado de Rockingham, en el estado de New Hampshire (Estado Unidos), que en 2010 sólo contaba con 5900 habitantes; o un suburbio de Johannesburgo, en South Africa, que contaba entre su población, de acuerdo con el censo de 2001, con un 56% de blancos, un 35% de negros y un 7.1% de Indios o Asiáticos. Pero, en realidad, es la ciudad costera del sudeste de la isla de Wight (I. O. W.), vecina de la localidad Shanklin, en la bahía del mismo nombre (Inglaterra).
El del 67 fue el verano en que nací.
Han pasado 45 años y el libro está enfermo. Por fuera, sus guardas modestas de edición rústica mantienen todavía un apariencia atractiva, cierta flexibilidad firme, cierto tacto satinado... Sin embargo, en el interior, el papel, pobre en celulosa, sometido con frecuencia a una luz artificial e intensa por parte de sus diversos lectores en un ambiente insular de constante humedad salina, se entrega sin lucha a la oxidación, a la aspereza, al amarillo desértico en el que palidece el vigor de las letras...
Han pasado 45 años para todos, soslayemos otras conclusiones y algún paralelismo.

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