Simplificación (1ª)
El mundo no es de los hombres solos, ni de las sociedades, ni de los estado siquiera, el mundo todo es de las Iglesias, y éstas difieren unas de otras sólo en la singular naturaleza del dios al que dicen servir, que no es más que un pretexto para servirse a sí mismas y mejor contener a sus files, a todos nosotros, que las admitimos como ineludibles (resulta imposible no pertenecer al menos a una, involuntariamente).