Leve variación meteorológica
Día soleado y temperatura invernal. Un anciano se sienta en el banco de piedra de la parada de autobús, la mitad del cuerpo a la sombra. Pasan coches veloces y conocidos, cruzan ante él vecinos que saludan con media frase. Se aburre.
Recuerda el inicio del libro II de las Meditaciones de Marco Aurelio: apenas amanezca, piensa todos los días: hoy encontraré a cualquier persona que tenga alguna de estas faltas: que sea un indiscreto, un ingrato, un insolente, un embustero, un envidioso, un egoísta.
Por imitación, rescata de entre los suyos dos pensamientos: (uno) me iría si hubiera algún lugar que no hubiera visto ya, y (dos) me aburren también los días soleados aunque reconforta ver en la gente otra cara, de fiasco, de desilusión al comprobar de nuevo que nada cambia con una leve variación meteológica.
Recuerda el inicio del libro II de las Meditaciones de Marco Aurelio: apenas amanezca, piensa todos los días: hoy encontraré a cualquier persona que tenga alguna de estas faltas: que sea un indiscreto, un ingrato, un insolente, un embustero, un envidioso, un egoísta.
Por imitación, rescata de entre los suyos dos pensamientos: (uno) me iría si hubiera algún lugar que no hubiera visto ya, y (dos) me aburren también los días soleados aunque reconforta ver en la gente otra cara, de fiasco, de desilusión al comprobar de nuevo que nada cambia con una leve variación meteológica.