Pessoa, lo divino y la inteligencia (respuesta)
Pessoa dice que podemos adorar a dios, aunque en su formulación tradicional, monoteísta e interesada, sea más que improbable, pero no adorar a la humanidad, al hombre, no mejor que cualquier otro animal, ni más digno (al fin y al cabo ¿qué nos hace mejores?, una cualidad: la inteligencia, nos parece rasgo divino y sólo es evolutivo, como las púas del erizo o la velocidad del guepardo).
Los cultos antiguos son fantasía, animales/dioses, dioses/animales, fantasía de inteligencia confusa, en cierto modo, endiosada, hacemos y deshacemos, creamos y destruimos...
El hombre se cree dios, pero un dios pequeño y algo ignorante (consciente de sus limitaciones). Es poderoso pero sabe que no es omnisciente, y que no domina todo, que es efímero, que muere, desaparece. Suple esa la debilidad con sus creaciones (como dices tú), con su afán de conocimiento, con su esfuerzo en la destrucción y el dominio de la Naturaleza. Pero al hombre le basta una mirada a su alrededor para comprender que está de paso, que sólo es algo más, poderoso pero sólo algo más, en Todo Esto. Se admira y se asombra ante la inmensidad y ahí surge en verdad lo divino en el sentido no religioso sino filosófico, ahí ya no es el hombre el fin, ni lo fundamental, sino un elemento más en el Todo, si acaso capaz de hacer conjeturas sobre ello, de participar conscientemente en Ello, pero nada más.
Admitir esto es quitarse de encima responsabilidades. Decía Juan Ramón "yo me iré y seguirán los pájaros cantando", los Pájaros, los Otros Hombres, Todo lo eterno, lo que sea, quedará, pero no Yo (quizá mi hijo, mi novela, aquel poema, mis árboles, yo en el recuerdo de alguien..., sólo eso, al menos eso, pero no yo).
Entonces, ¿qué utilidad puede tener la inteligencia que no sea cualidad del enfermo de saberse enfermo, del necio de saberse necio y del mortal de saberse mortal, y, acaso, capacidad para engañarnos a veces y creer entonces todo lo contrario?
Los cultos antiguos son fantasía, animales/dioses, dioses/animales, fantasía de inteligencia confusa, en cierto modo, endiosada, hacemos y deshacemos, creamos y destruimos...
El hombre se cree dios, pero un dios pequeño y algo ignorante (consciente de sus limitaciones). Es poderoso pero sabe que no es omnisciente, y que no domina todo, que es efímero, que muere, desaparece. Suple esa la debilidad con sus creaciones (como dices tú), con su afán de conocimiento, con su esfuerzo en la destrucción y el dominio de la Naturaleza. Pero al hombre le basta una mirada a su alrededor para comprender que está de paso, que sólo es algo más, poderoso pero sólo algo más, en Todo Esto. Se admira y se asombra ante la inmensidad y ahí surge en verdad lo divino en el sentido no religioso sino filosófico, ahí ya no es el hombre el fin, ni lo fundamental, sino un elemento más en el Todo, si acaso capaz de hacer conjeturas sobre ello, de participar conscientemente en Ello, pero nada más.
Admitir esto es quitarse de encima responsabilidades. Decía Juan Ramón "yo me iré y seguirán los pájaros cantando", los Pájaros, los Otros Hombres, Todo lo eterno, lo que sea, quedará, pero no Yo (quizá mi hijo, mi novela, aquel poema, mis árboles, yo en el recuerdo de alguien..., sólo eso, al menos eso, pero no yo).
Entonces, ¿qué utilidad puede tener la inteligencia que no sea cualidad del enfermo de saberse enfermo, del necio de saberse necio y del mortal de saberse mortal, y, acaso, capacidad para engañarnos a veces y creer entonces todo lo contrario?